Fobias

Creo que en la realidad en la que vivimos, parecería que cada vez hay más cosas que nos hacen vivir llenos de temores: nuevos virus, enfermedades, la inseguridad, etc. Muchas veces para todo papá o mamá es una inmensa preocupación cuando el hijo o hija sale de casa, no pueden dormir hasta que el chico abre la puerta en su regreso. Noto que hay una gran angustia, una gran preocupación que se suma a las fobias o temores que habitualmente todos tenemos.
Leía algo interesante acerca de un sociólogo francés que en 1942 hablaba de 248 fobias, hoy en día, en una nota en La Nación hablaba que en la actualidad existen más de mil, por ejemplo la zoofobia que es el miedo a los animales. Miedo a los perros, a los insectos, gatos, serpientes, ratones, que probablemente, es de lo más regulares que uno ha visto, pero también temor a elementos, a cosas grandes, pequeñas, puntiagudas, truenos. Por otro lado está la Claustrofobia que es el temor a los lugares encerrados, a espacios pequeños. Otra fobia es a las nuevas cosas. Miedo a la noche, miedo a la muerte, a enfermedades. Miedo al dolor, insectos, infartos. A la angustia, a la sangre, miedo al contagio, en fin, una lista bastante larga de temores que internamente generan disparadores que nuestro cuerpo somatiza. Un sudor que recorre la espalda de nuestro cuerpo frío que probablemente se quedó paralizado aunque el corazón lata a mil por horas. Pareciera una frase de algún libro de Stephen King, pero lamentablemente esto es lo que sucede cada vez más a menudo entre nosotros.
Estas fobias son más fuertes que uno cuando se desata un pensamiento, y aquí podemos darnos cuenta del poder de los pensamientos. Estos concatenan un sin número de circunstancias donde todo el cuerpo, las emociones, el sistema endocrinólogo y todo el metabolismo comienzan a alterarse por un disparador que es el pensamiento, a toda esta cadena de sucesos se les llama efecto dominó.
Pero ante todo esto ¿qué podemos hacer? Hay un pasaje en la Biblia que tiene mucha sabiduría y dice: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en si castigo de donde el que teme no ha sido perfeccionado en amor”. Aquí hay algo interesante ya que el temor dispara un sentimiento de abandono, de impotencia, de orfandad, nos hace sentir solos con lo que nos acontece, y frente a esto, la impotencia genera y dispara todo un sin número de situaciones que van concatenando una a otra las emociones, el pensamiento, el cuerpo y todo el organismo detrás de una sensación de abandono. Ahora, pienso frente a esto que el antídoto es el amor y el amor es todo lo opuesto a ese sentimiento de abandono. En ese momento en el que decís “¿qué voy a hacer?” “cómo voy a reaccionar?” Imaginemos a alguien que va al médico por alguna situación en específico, y este al momento de leerle el resultado pone una cara un poquito difícil y dice: “ le voy a mandar a hacer esta biopsia” y agrega: ”pero tiene que esperar 30 días para el resultado” yo me pregunto: ¿cómo vive esa persona esos 30 días? Sería una terrible tensión.
Algo que me cautiva de toda la realidad de Jesús es cómo nos viene a presentar al Padre y cómo el Padre tiene que ver con este amor. Hay un versículo en la biblia que dice que el que teme no ha sido perfeccionado en amor y que el temor lleva en si castigo, por eso la persona que vive atemorizada está como flagelada, se va destruyendo, carcomiendo, abatiendo en una profunda angustia y desesperación, generando este gran dolor emocional, psíquico, físico, dentro de sí, es como aquel nene que llega al medio día a su casa, se sienta en la mesa y espera el plato de comida del padre y la verdad es que el nene está abstraído de la realidad, si el padre ha podido cobrar, si el padre tiene plata o no, si la madre tiene un poco de arroz en la alacena, él está fuera de ese pensamiento, interiormente está sostenido por la seguridad de que papá y mamá lo aman y ese amor lo hace vivir confiado y seguro. No le importa si hay crisis internacional, los despidos de la General Motors, los acuerdos internacionales, el problema del campo, las políticas económicas, el dice: “yo me siento en la mesa y el plato de comida va a estar” y lo hace sostenido en una profunda confianza de que sus padres no van a permitir que le falte nada.
Pareciera que el temor uno no puede contenerlo, pero cuando el amor de papá y mamá te cubren, hace que los temores desaparezcan. ¿Quién siendo chico no se levantó en la madrugada, en medio de una noche con truenos? Y uno con el corazón agitado, casi saliéndose por la boca corrió a la habitación de papá y mamá a encontrar refugio en medio de los dos en la cama. Luego de sentirse cerca de ellos, el corazoncito comenzó nuevamente a aquietarse y a sentirse que estaba en el mejor de todos los bunker. Así como cuando quieren resguardar al presidente de los Estados Unidos y lo llevan 20 pisos bajo tierra, de la misma manera y aún más podemos estar con seguridad cuando estamos rodeados por el amor que solamente Dios nos puede dar porque Jesús viene a presentarnos a un padre que nos ama y que nos cuida.
Cuando nosotros descubrimos quién es Dios y que en él podemos estar seguros, comienza a disiparse por completo todo temor. Es como llegar a una casa totalmente oscura y prendemos la luz para que toda oscuridad comience a huir. De la misma manera sucede con el corazón, ese corazón que está afligido, perseguido, y de repente lo único que se necesita es sentirse confiado, porque el temor no es otra cosa que un sentimiento de inseguridad; el peor enemigo que tiene la fe.
Uno de los hombres más sabios que la cultura recuerda fue el rey Salomón y cuando se habla de sabiduría es necesario mencionarlo a él. Salomón fue un buen constructor. Él construyó toda la ciudad de Jerusalén: Palacios, edificios, templos, casas, y no fue su padre el Rey David el que construyó, fue él. Salomón tiene una sabia expresión que dice: Si Dios no guarda la ciudad, en vano vela la guardia. Y también dice: Si Dios no construye la casa, en vano trabajan los que la edifican. Él dice: “está bien todo lo que vos puedas hacer, todos los recaudos que vos puedas tomar, pero si por encima tuyo no está Dios, de nada sirve lo que vos puedas hacer. Esto no significa que vos tengas que ser negligente, por ejemplo con el caso de las gripes. Yo tengo que tomar los recaudos, me tengo que higienizar correctamente, si puedo usar alcohol en gel, todavía mucho mejor, pero a veces yo puedo tomar todos los recaudos y decir “no me voy a morir de gripe” pero después puedo cruzar la calle y me pisa un auto, es decir, yo dejo de confiar por encima de todas las cosas que Dios está guardando mi vida y que más allá de todo lo que está sucediendo, hay un Dios que tiene un propósito, un plan para mi vida. Siempre digo que mientras que mi propósito no haya concluido, nada va a impedir que yo siga viviendo. Todos tenemos un propósito en esta vida, una vez que lo hayamos cumplido, tenemos que tener la valijita preparada porque ha llegado nuestra hora, sentir que por encima de las vicisitudes, las circunstancias pasajeras y temporales, hay un Dios que todo lo conoce en nuestra vida, que nos guarda y que no necesitamos vivir totalmente rodeados por el temor, porque el temor nos va a terminar destruyendo. La seguridad es la única que hace que el temor se vaya.
Los hijos amados, son hijos seguros, las personas que fueron amadas, son personas que van a caminar seguros por la vida, por eso los padres son los muros de contención para los hijos y los padres le tienen que brindar seguridad a los hijos para que el hijo tenga la construcción de su personalidad segura. Así nos pasa a nosotros con la fe si podemos tener una revelación que Dios es nuestro Padre y tenemos una revelación del amor con el cual Dios nos ha amado a cada uno de nosotros. La biblia dice: “Mas en esto Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros” es decir, si Dios fue capaz, dice la biblia, de enviar a su hijo, ¿cómo no nos dará (agrega otro pasaje de la biblia) juntamente con él todas las demás cosas? Si vos decías, un padre es capaz de dar al hijo, ¿uno qué dice? Ese padre es capaz de todo y si entregó a su hijo, ¿cómo no sera capaz de todo por mi? ¿Por qué me hago mala sangre de tantas cosas si hay un Dios que las conoce? ¿acaso hay algo que él no sepa de mi vida? ¿acaso hay algo que él no sabe de mi? Y cuando yo comienzo a tener esa revelación, que no es algo cognitivo, no es algo que tenga que ver con el raciocinio, sino que es como el “click” que ocurre en la educación cuando el niño aprende a leer, un descubrir, una compresión. Yo trabajé en un tiempo en el área de revelado de una empresa, y a veces me tocaba pasar al cuarto oscuro y ayudar a los que revelaban, y una de las cosas que más me llamó la atención fue el proceso, que hasta el día de hoy lo aplico en las charlas. Todo comenzaba con el celuloide en el que no se veía nada pero sabías que tenía una impresión dentro y vos lo tenías que sumergir en una bandeja con ácidos. El primer ácido es el revelador, ahí comenzabas a agitar la bandeja y lentamente, este celuloide que no se veía nada, frente a la acción de los ácidos, comenzaba a tener imagen, luego vos tenías un reloj delante, porque el ácido no podía estar más de la cuenta, y posteriormente con una pinza para que el ácido no tocara la piel, tomabas el celuloide y lo pasabas a otra bandeja, donde había otro ácido que era el fijador y nuevamente agitando la bandeja y controlando el tiempo, la imagen que salía se había fijado. De esta manera yo me di cuenta que así pasa, los ácidos son las circunstancias de la vida, problemas, dificultades, cosas que ninguno de nosotros queremos vivir, pero ahí están ¿qué vamos a hacer? O las tratamos de incorporar y entender que tiene un propósito o quedaremos en el costado del camino de la vida, resentidos. Dios es aquel que dice que no nos va a dejar que seamos probados más de lo que podamos resistir y en esa prueba del ácido, donde emerge la revelación, y justamente, en medio de esa prueba es donde a mi se me revela que Dios está. ¿Cómo puedo saber que Dios es mi compañero si yo no paso por el ácido de la soledad?¿cómo puedo descubrir que Dios es mi proveedor si yo no paso por el ácido de la necesidad? Es decir que cada valle es el ácido que a mi me va a permitir descubrir que Dios está a mi lado y si Dios está a mi lado, los temores comienzan a desaparecer.

Dios te bendiga enormemente,
Pastor Osvaldo Carnival

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