Economía y finanzas

Dios está bendiciendo a miles de personas en todas partes por medio de nuestro ministerio de fe. Al creer en las promesas del Señor, han experimentado no solamente la bendición espiritual y física, sino también la económica. Todos aquellos que han creído están gozando de las bendiciones del Reino de Dios.
Los que desesperadamente buscaban trabajo han encontrado un lugar donde ganan mucho más de lo que pretendían y así lograron solucionar problemas de vivienda y necesidad.
Dios tiene mucho para darnos. Él es el dueño de todo lo que hay en este mundo, consecuentemente su poder para suplir nuestras necesidades nunca puede ser agotado. Quite de su mente los pensamientos de pobreza. Crea en la abundancia de Dios. Párese delante de Él y crea que el poder de la abundancia y la prosperidad vendrán sobre su vida para proveerle todo cuanto necesita.
Jesús enseñó en la oración del Padre Nuestro a decir: Y danos nuestro pan cotidiano... Esta simple frase encierra, no solamente la comida, sino también el vestido, la casa, el auto; todo cuanto hace falta para el hogar y la vida. Generalmente pensamos que la fuente de nuestra bendición es el trabajo, el negocio, la cosecha, el sostén de los amigos, o de familiares ricos. Pero la bendición viene de Dios. Jesús ha de suplir sus necesidades y esto es lo que está escrito en la Biblia: Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Filipenses 4:19).
De algún lado se abrirá la puerta que brindará la bendición y la prosperidad. El gran secreto de la prosperidad, es no fijar la mirada en la necesidad, sino mirar al Señor. Extienda ahora sus manos sobre esta carta y ore junto a mí estas palabras:

Señor Jesús, vengo a Ti con mi necesidad económica. Reconozco que he tratado por mis propios medios de solucionar este problema, cuando la única fuente de mi bendición eres Tú. Envía sobre mi vida y mi hogar, espíritu de abundancia y prosperidad. Dame fe para ofrendar a tu obra, creyendo que voy a recibir más, por cuanto Tú lo has prometido. Por Jesús, nuestro Señor. Amén.

Dios te bendiga enormemente,
Pastor Osvaldo Carnival

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