Alcoholismo

Muy estimado amigo/a: El problema que Ud. menciona en su pedido de oración es uno de los más tristes que nuestro país debe afrontar. Sí, día tras día aumenta el número de aquellos que tratan de encontrar una solución a sus dificultades bebiendo una copa tras otra.
Cuando converso con estas personas, puedo sentir que mi corazón se quiebra al ver que ese vicio es el resultado de una frustración, de una traición, de una incomprensión, de un desprecio o de una disolución amorosa. Pero amigo, muchos de nosotros hemos sufrido desilusiones, más el poder de Cristo Jesús en nosotros nos da las fuerzas para vencer el desánimo y sobreponernos hasta hallar la victoria. Tomo para olvidarme de las penas, dicen, pero en realidad toman hasta emborracharse y perder el control.
Esposas, novias, madres e hijos sufren y pasan necesidades a causa de algún familiar entregado al vicio. Muchos de ellos cobran el sueldo, y a veces ni llegan a su hogar donde su esposa lo espera para pagar las cuentas, para comprar lo necesario. Pero todo lo ha tirado y derrochado; y aunque a veces lloran y prometen no hacerlo más, el poder del vicio los domina haciéndoles caer nuevamente.
Permítame decirle que Jesús vino a rescatar a los que estaban en prisiones. Crea juntamente conmigo en el poder de Dios que rompe las cadenas, los lazos y las ataduras que lo atan al vicio de la bebida. Antes, creía que la liberación de los vicios era parte de la santificación. Pero Dios me reveló que los vicios son como ataduras que ligan la voluntad y subyugan a la persona haciéndole sucumbir en el alcohol.
Constantemente estamos bombardeados por anuncios publicitarios que mueven la voluntad para probar lo que ofrecen. Pero para Dios todo es posible. Use su fe.
Crea que mientras rogamos juntos, la presencia de Dios está de su lado. Aunque no vea inmediatamente el resultado, acepte que la respuesta viene de Dios. Si su vida es la que se ve afectada por esta dificultad reciba el poder de liberación del Señor mientras dice juntamente conmigo esta oración. Ponga ahora sus manos sobre esta carta y repita estas palabras:

Señor Jesús, vengo a ti creyendo que quieres darme control sobre mi personalidad. Mira mi debilidad y envía tu poder de liberación. Tú sabes que no quiero sucumbir bajo el dominio de este vicio. En tu nombre Jesús me libero de este vicio que ha traído tanta ruina a mi vida y a mi hogar. Gracias Jesús. Amén.

Dios te bendiga enormemente,
Pastor Osvaldo Carnival

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